LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN COMO APOYO EN LAS
METODOLOGÍA MILITAR
En todos los países la enseñanza militar y
policial tradicional se ha caracterizado por su autonomía, de modo que los
conocimientos, la preparación del profesorado, las técnicas de formación, la
documentación empleada etc., se han generado básicamente desde sus propios
ámbitos. Naturalmente, hay numerosas excepciones a esta afirmación y pueden
argumentarse aportaciones directas desde el sistema educativo general a la
educación militar, pero ello no la invalida, como lo demuestra la existencia de
una organización de la enseñanza militar de gran tradición en todos los
niveles. La profesionalización de las Fuerzas Armadas, con la consiguiente
reducción de efectivos, plantea un problema inmediato de recursos humanos en su
doble vertiente: no habrá suficientes alumnos y profesores para mantener la actual
estructura. Sin embargo, existe otro problema menos explícito pero,
posiblemente, a medio plazo más importante: el efecto que la introducción de
las TIC produce en los contenidos y técnicas de formación.
Estas tecnologías no sólo “absorben” los actuales
sistemas de armas y de mando y control, también han demostrado sus
posibilidades en otra amplia gama de aplicaciones, tales como la gestión
virtual de organizaciones, simuladores y entrenadores, teleducación,
mantenimiento de equipos... Su introducción exige modificar el “saber hacer” de
los equipos humanos que, como ya se ha comentado, tendrá que basarse más en
conocimientos sólidos que en la práctica. Ningún sistema de enseñanza puramente
militar será capaz de formar adecuadamente en las TIC (afirmación que
posiblemente pueda extenderse a otros campos) y la clave del éxito no es otra
que la imbricación de los sistemas de enseñanza militar y civil en todos los
niveles, aprovechando al máximo los recursos disponibles. Además, no hay que
olvidar que la convivencia entre militares y civiles que supone es un
instrumento más para incrementar la “cultura de Defensa” en nuestro país, algo
que, con sobrados motivos, se reclama desde el ámbito militar.
Inevitablemente nos esperan décadas en que los
sistemas para la Defensa y la Seguridad serán cada vez más sofisticados,
costosos y eficaces, cuya correcta operación requerirá cambios constantes,
tanto en la organización y doctrinas de los Ejércitos, como en la formación de
sus recursos humanos. La gestión de todo ello es uno de los retos a que deberán
enfrentarse nuestras autoridades civiles y militares. Especial atención deberá
dedicarse a cómo este proceso afectará al sector industrial nacional, cuya
supervivencia requiere una política propia por parte de la Administración para
afianzar la base tecnológica y promocionar las empresas del sector, dotándolas
de unas dimensiones y capacidades compatibles con el nivel industrial de
nuestro país y las necesidades de la Defensa. No hay que olvidar el efecto
difusor de este sector en la formación del tejido industrial español y sus
consecuencias sobre el empleo. Afortunadamente, la industria y los organismos
públicos de investigación españoles disponen de la base científica y técnica
necesaria para hacer frente a los nuevos retos en materia de seguridad.
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