LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN COMO APOYO EN LAS METODOLOGÍA MILITAR, Gabiana Ortiz, 12.568.303

LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN COMO APOYO EN LAS METODOLOGÍA MILITAR


En todos los países la enseñanza militar y policial tradicional se ha caracterizado por su autonomía, de modo que los conocimientos, la preparación del profesorado, las técnicas de formación, la documentación empleada etc., se han generado básicamente desde sus propios ámbitos. Naturalmente, hay numerosas excepciones a esta afirmación y pueden argumentarse aportaciones directas desde el sistema educativo general a la educación militar, pero ello no la invalida, como lo demuestra la existencia de una organización de la enseñanza militar de gran tradición en todos los niveles. La profesionalización de las Fuerzas Armadas, con la consiguiente reducción de efectivos, plantea un problema inmediato de recursos humanos en su doble vertiente: no habrá suficientes alumnos y profesores para mantener la actual estructura. Sin embargo, existe otro problema menos explícito pero, posiblemente, a medio plazo más importante: el efecto que la introducción de las TIC produce en los contenidos y técnicas de formación.



Estas tecnologías no sólo “absorben” los actuales sistemas de armas y de mando y control, también han demostrado sus posibilidades en otra amplia gama de aplicaciones, tales como la gestión virtual de organizaciones, simuladores y entrenadores, teleducación, mantenimiento de equipos... Su introducción exige modificar el “saber hacer” de los equipos humanos que, como ya se ha comentado, tendrá que basarse más en conocimientos sólidos que en la práctica. Ningún sistema de enseñanza puramente militar será capaz de formar adecuadamente en las TIC (afirmación que posiblemente pueda extenderse a otros campos) y la clave del éxito no es otra que la imbricación de los sistemas de enseñanza militar y civil en todos los niveles, aprovechando al máximo los recursos disponibles. Además, no hay que olvidar que la convivencia entre militares y civiles que supone es un instrumento más para incrementar la “cultura de Defensa” en nuestro país, algo que, con sobrados motivos, se reclama desde el ámbito militar.


Inevitablemente nos esperan décadas en que los sistemas para la Defensa y la Seguridad serán cada vez más sofisticados, costosos y eficaces, cuya correcta operación requerirá cambios constantes, tanto en la organización y doctrinas de los Ejércitos, como en la formación de sus recursos humanos. La gestión de todo ello es uno de los retos a que deberán enfrentarse nuestras autoridades civiles y militares. Especial atención deberá dedicarse a cómo este proceso afectará al sector industrial nacional, cuya supervivencia requiere una política propia por parte de la Administración para afianzar la base tecnológica y promocionar las empresas del sector, dotándolas de unas dimensiones y capacidades compatibles con el nivel industrial de nuestro país y las necesidades de la Defensa. No hay que olvidar el efecto difusor de este sector en la formación del tejido industrial español y sus consecuencias sobre el empleo. Afortunadamente, la industria y los organismos públicos de investigación españoles disponen de la base científica y técnica necesaria para hacer frente a los nuevos retos en materia de seguridad.


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